Un roomie es una persona con la que uno comparte una instalación de vivienda, como una habitación o un dormitorio , excepto cuando se trata de una familia o una relación sentimental.
El término generalmente se aplica a las personas que viven juntas en propiedades de alquiler en lugar de las propiedades en las que cualquier residente es propietario ocupante.
Si vives en un dormitorio cuando vas a la universidad, probablemente tendrás al menos un compañero de cuarto, e incluso después de la universidad es común compartir un departamento o una casa con compañeros de cuarto.
En México, el término "compañero de cuarto ó Roomie" puede aplicarse a todo lo siguiente:
- Un estudiante universitario con el que comparte un dormitorio en una universidad.
- Una persona con la que compartes una casa, incluso si ambos tienen sus propios dormitorios.
- Un compañero de piso con el que solo compartes sala y cocina.
- Un compañero de cuarto en una residencia universitaria.
- Un mejor amigo con el que juegas videojuegos en tu habitación compartida.
Recuerde, cuando busca vivienda en una nueva ciudad como CDMX , Querétaro o Puebla, uno de los aspectos más importantes de su situación de vivienda es su relación de compañero de casa/compañero de cuarto. Si bien no tienes que encontrar un compañero de cuarto con el que quieras pasar el rato las 24 horas del día, los 7 días de la semana, es una buena idea encontrar a alguien con quien te sientas cómodo.

Ventajas de tener un roomie:
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Reducción de los gastos: Una de las principales ventajas de tener un roomie es que permite compartir los gastos mensuales, como el alquiler, servicios públicos, internet y otros servicios, lo que disminuye la carga financiera para cada persona.
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Compañía y socialización: Vivir con un roomie puede brindar compañía y socialización, especialmente si se trata de alguien con intereses similares. Puedes tener a alguien con quien compartir experiencias, conversar y realizar actividades conjuntas.
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Reparto de responsabilidades: Al tener un compañero de cuarto, es posible repartir las tareas y responsabilidades del hogar, como la limpieza, el mantenimiento y las compras. Esto puede aliviar la carga individual y crear un ambiente más equilibrado.